8 de marzo de 2007 -
Día Internacional de la Mujer |
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IDEA VILARIÑO |
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No sé cómo decirte qué es la poesía para mí. Es una forma de ser, de mi ser. Todo lo demás de mi vida son accidentes. Pude ser profesora o no. Sola o no. Música o no. Traductora de Shakespeare o no. Estudiosa de la prosodia o no. Todas las cosas que amé y que realicé en la medida que pude. La poesía no fue accidental. Mi poesía soy yo. Esta fuerza que tiene Idea para reconocer, amar y defender lo que siente que es ella, su posibilidad de autorizarse a ser lo que es, y desarrollarlo, escribiendo, es lo que me hace traerla hoy aquí. Entre muchas formas de identidad que podemos encontrar como puede ser la identidad del origen nacional, identidad cultural, identidad de género, identidad de un rol que ocupamos en el mercado del trabajo o en la vida cotidiana, como podemos ser madres o esposas, hemos hecho hoy un recorrido, fragmentario, por supuesto, pero un recorrido posible que muestra que se han dado cambios en la historia sobre la posición de la mujer y sus identidades. En la presentación de estas mujeres uruguayas desde una Guyunusa a la que se le impone la cristianización, se la vende como cuerpo para ser expuesto, y no se le reconoce ninguna autoridad sobre su persona; a Paulina Luisi, defendiendo sus iniciativas, siendo pionera en nuestro país; a Delmira expresando con la belleza y talento de su palabra un sentir que sorprende a su época; a Sara Mendez en su lucha persistente en su derecho de madre contra la impunidad de las fuerzas militares y del Estado; y finalmente a Idea, que se anima y se arriesga a ser lo que es y escribe. Mi poesía soy yo. Por eso no me interesaba publicar; es más, deseé no haber publicado nunca (hay poemas que jamás mostré). Escribir era como te decía, compulsivo. Salvo las cosas políticas, y alguna carta, nunca escribí pensando que alguien lo leyera. Lo que decía era privadísimo y no buscaba llegar a otro, comunicar. Publicar fue tan contradictorio, tan poco coherente como seguir viviendo cuando sabía, y cómo, cuando pensaba lo que pensaba del hecho de vivir. Esas incoherencias fueron difíciles de sobrellevar. A esta altura ya nada importa. En su posibilidad creativa ha brindado su mirada sobre el amor, la muerte, la vida. Una mirada inusitada que en su momento recogen en la revista Marcha , en una publicación del 56, de la siguiente manera, se refieren a Idea como “el poeta”: La lucidez implacable de la mirada de este poeta ya le permite ver, en esa hora del mediodía en que inicia su canto, la realidad que yace bajo las espléndidas apariencias humanas. El poeta contempla la playa y el mar, contempla los cuerpos sobre “las vastas arenas pálidas”, y en esa hora de luz-
Así, con esta mirada que descarna los seres y hace aflorar su definitivo esqueleto, Idea Vilariño declara una de las constantes de su poesía: la presencia de la muerte. En la segunda parte de este mismo poema inaugural el poeta confirma, y se confirma:
La muerte, que es médula de todo ser en poesía no se da aquí como pálida y entristecida presencia; no es la muerte que habita un mundo gris y sin matices, un aire enclaustrado y opaco, una muerte funeral. Es la muerte floreciendo en plena vida, la muerte enlazada al más agudo éxtasis erótico, la muerte encendida y ardiendo en el poderoso instante del deseo consumado.
Esta mirada que no hemos tenido que perdernos porque Idea estuvo dispuesta a dirigir su barca, a ser lo que le latía dentro, es la que me parece que hace a la riqueza de un mundo construido entre todos, donde las diferentes formas posibles de hacer la historia, de hacer la vida cotidiana tengan su lugar, y se distribuyan equitativamente las oportunidades de elegir nuestra forma de hacer, nuestra forma de aportar a la sociedad, es bueno para todos que haya espacio para incluir nuestra mirada, como personas y como mujeres, y también es bueno que podamos defenderlo desde nuestro adentro, y sentirnos confiadas y capaces de ser nosotras mismas. Hay un camino recorrido y de ello es prueba la existencia de la obra de Idea Vilariño y hay mucho todavía por recorrer y por lo que luchar para que decir “Mi poesía soy yo” o mi profesión o mi casa o lo que sea para cada una, sea una realidad común. |
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